14/5/09

Comentario

Función realizada en :"XIV FIESTA HOMENAJE AL TEATRO INDEPENDIENTE".Murphy Argentina

Mayo 2009

LA GUERRA DE LA SOPA.

TEATRO EL RIEL, SANTIAGO DE CHILE.

Sin abrir telón alguno, da comienzo esta historia en la cual los elementos escenográficos, el vestuario, la atmósfera creada por la luz, actores y actrices, nos remontan a un pasado que nos parece lejano; en donde la ley y la autoridad surgen de la voluntad de quienes ostentan poder en sus diferentes manifestaciones, más que de los modernos códigos legales que (se supone) rigen la convivencia de la sociedad moderna. Casi imperceptiblemente, las metáforas planteadas nos hacen ver el hoy, en donde ya los “dueños” no solo deben amurallar la fábrica, se hace necesario blindar los automóviles, vigilar sus propiedades con cámaras, pasearse rodeados de guardaespaldas y vivir temerosos del asalto, el secuestro, el ajusticiamiento. Sin duda el precio de la fortuna (entiéndase fortuna material) se paga con serias limitaciones a la libertad, incluso la libertad de algo tan esencial y vital, como el “cagar a gusto”, convirtiendo al estreñimiento en dolorosa fuente y símbolo de poder.

En cada batalla por los ingredientes para la sopa, vemos reflejados los hechos que hoy anticipan un futuro que cada vez se muestra más egocéntrico, anárquico, cruel, y aterradoramente cercano. Los retos y provocaciones lanzados por los personajes creados por Juan Vera, con la acertada dirección de Ana María López, nos invitan a detenernos y comprender las palabras de Krishnamurti: “Nuestra sociedad actual es el resultado de la astucia, engaño, codicia y la mala voluntad del hombre. Y para crear una nueva sociedad hay que examinar y comprender la estructura que se está desintegrando, y para comprenderlo, tenemos que comprender el proceso psicológico del ser. Sin conocimiento propio no puede haber revolución, que es la única verdadera y permanente.”

La Guerra de la Sopa es en resumen una obra: HISTÓRICA, por cuanto nos recuerda una realidad vivida por viejas sociedades inundadas de arbitrariedad y fuerza bruta; PROVOCADORA, por la constante y directa forma de apelar a la opinión del espectador, que sin hablar seguramente se cuestiona a si mismo; PROFÉTICA en tanto nos muestra que los hechos actuales nos llevarán, irremediablemente, a vivir tiempos de carestía y caos, sino de autodestrucción; pero finalmente RETADORA, una invitación a repensar en nuestro papel de “seres humanos”, a nuestro derecho a ejercer el libre albedrío que nos salve de la catastrófica profecía.

Felipe Acosta

Grupo Teatral Bambú

Tegucigalpa Honduras.

Mayo de 2009